sábado, 21 de julio de 2012

COLOSIO Y LA UTILIZACION DE LA HISTORIA

Imprecisiones de la Película "Colosio"

La "guerra sucia" de Camacho y Salinas Vs. Colosio
















Siempre he dicho que es tiempo de superar la partidización de la historia. Un vicio que nos viene de los años del priísmo, y quizá desde antes, merced al cual nos han convertido a los ciudadanos en rehenes de las fechas especiales o conmemoraciones creadas por quienes dictan quienes son los buenos y quienes los malos, los “historiadores” oficiales, con el único objetivo de mantener la ignorancia de nuestro pasado y conjurar cualquier visión analítica.
Pero mucho menos creo en los supuestos esfuerzos “desmitificadores” de los que hacen de nuestra historia una telenovela o un best seller. Que una cosa es presentar a los personajes y a los héroes como lo que son, hombres y mujeres de carne y hueso, y otra encubrir en la invasión de su intimidad el afán por minimizarlos, o peor aún, para disfrazar su partidismo, que es lo que en realidad hacen.
No es el caso de la película de Carlos Bolado, “Colosio, el asesinato”, esfuerzo notable como pocos por presentarnos un hecho reciente que define sin duda mucho de lo que somos y de lo que no hemos podido llegar a ser.
Siempre es arriesgado revisar el pasado reciente. Máxime cuando persisten muchos de los intereses que lo marcaron y siguen con vida la mayoría o buena parte de sus protagonistas. Por eso es útil y además estimulante la cinta que, novelando unas partes del suceso y evidenciando otras crudamente, nos permite entender qué pasó aquella tarde del 23 de marzo de 1994 en Tijuana.
Creo, en todo caso, que el día que se escriba la verdadera historia de esa etapa Luis Donaldo ocupará un lugar especial, y no tanto por lo que pudo haber sido, al fin especulación, sino por lo que representó e hizo. Las razones por las que “no llegó”, o más bien por las que no lo dejaron llegar a la presidencia.
Si acaso lo único discutible es que minimizó o de plano ignoró el contexto en el que se desarrolló la campaña que devino en crimen. Porque a Colosio no lo mataron “ellos”, ese ente etéreo de los sin nombre de que se habla a lo largo de la cinta, “el sistema” o el “complejo político-financiero” del país, los mismos que lo encumbraron. Sino que tienen nombre y apellidos.
Como señaló en su momento el padre del candidato asesinado, don Luis Colosio: “Dicen que los ambientes de campaña no matan, que un contexto no asesina. Eso es cierto en el sentido literal, porque finalmente los asesinatos los cometen las personas... Pero ni duda cabe que Donaldo fue ultimado en un clima profundo de deterioro de sus relaciones con el presidente Salinas... ¿Cómo olvidar esa carta donde Zedillo reportaba que en torno del presidente Salinas existía una influencia muy tenaz para desacreditar la capacidad de Colosio y, a manera de solución, recomendaba un pacto político con el entonces presidente de la República?”.
De lo que deriva una crítica más: las imprecisiones históricas. Por ejemplo, la supuesta “reconciliación” entre Manuel Camacho y Colosio y la conversación de Diana Laura Riojas con el fiscal exonerando de hecho al mismo Camacho, apegado esto sólo a la versión de Camacho, cuando existen al menos otro par de testimonios que no coinciden con ella.
Yo platiqué alguna vez con Camacho acerca de este tema. El me dijo exactamente lo mismo que se presenta en la película, que el 16 de marzo se reunió a cenar con Colosio, que se reconcilió con él y hasta acordaron empujar juntos una gran alianza política de “centro amplio”. Sin embargo, varios miembros del equipo del sonorense, Heriberto Galindo, Ernesto Zedillo y Federico Arreola entre otros, no coinciden con esta versión.
La entrevista entre Camacho y Colosio efectivamente tuvo lugar en casa de Luis Martínez el 16 de marzo, pero la verdad es que a despecho de lo que sostiene Camacho ni siquiera entonces frenó su protagonismo. Como tampoco cesó el activismo de Carlos Salinas, avalándolo en todo. Antes bien el 17, sólo unas horas después de aquél encuentro, Camacho hace una llamada telefónica a David Asman del Wall Street Journal, y le ofrece la primicia de lo que sería su “programa de gobierno” mientras Salinas elogia las capacidades como gobernante de Camacho durante una gira por el DF (Reforma, 18 de marzo).
En ese momento, de acuerdo con encuestas que se difunden interesadamente, la intención del voto por Camacho iba en ascenso y era muy similar a la de Cuauhtémoc Cárdenas (más de 20%), aún sin definirse qué partido lo cobijaría (Este País, marzo de 1994).
Algunos de los ex colaboradores de Colosio que desmienten la versión de Camacho son, decía, Zedillo y Heriberto Galindo. El primero aseguró, de acuerdo a lo que a él le dijo Colosio, que esa cena terminó mal. El comentario que Colosio le hizo a Zedillo de Camacho fue textualmente: “No tiene remedio” (Reforma, 6 de octubre de 1995). Mientras que Galindo aseguró que a él Colosio, refiriéndose al resultado de la reunión, “con la mano, me hizo como que sí y como que no, como más o menos, como con dudas” y que le había explicado: “Hablamos, hablamos… Pero Manuel es muy difícil” (Proceso, 16 de octubre de 1995).
Por su parte José Ureña, reportero de La Jornada, reveló (4 de octubre de 1995) que Colosio le había dicho a él que su encuentro con Camacho terminó sin acuerdo, y que hasta le había insinuado que no creía que ganara la elección. Luego, cuando Colosio le dijo a Camacho que no se valía usar Chiapas con fines políticos personales y el periodista le preguntó qué le había contestado, el candidato le refirió: “Si es un hijo de la… ¿qué querías que me dijera?”.
Basta recordar que en sus famosas conferencias de prensa en el Hotel Presidente, que supuestamente ofrecía Camacho para anunciar los avances de su gestión en Chiapas, nunca dejó de coquetear con una posible candidatura presidencial, insistía en presentarse como una figura clave para lograr la transición democrática con todo el apoyo de Salinas; y por cierto que antes de cada conferencia invariablemente se reunía en privado con el entonces presidente, para acordar juntos el contenido de sus comunicados. Por lo que habría que agregar que no sólo fueron las declaraciones de Camacho las que enturbiaron el ambiente, también fueron las que hacía Salinas, defendiendo y apoyando a Camacho, y promoviéndole apoyos y adhesiones.
Vaya, hasta está en entredicho la declaración de Colosio, ese 22 de marzo en que Camacho declinó finalmente la candidatura. Según Camacho, Colosio le llamó telefónicamente ese día y no sólo fue muy efusivo con él sino que su declaración a los medios es la prueba de la “convergencia personal y política” que ya había entre ambos. La verdad es que Colosio eliminó los párrafos más elogiosos del texto original (La Jornada, 8 de octubre de 1995), además de que fue Salinas quien le pidió a Colosio hacer tanto la llamada a Camacho como su declaración. Le dijo vía telefónica, por la mañana de ese día, textualmente: “Sé generoso en la victoria, Donaldo. Te suplico que no ataques a Manuel. Habla bien de él”. Y le repetiría la llamada por la tarde, reiterándole la petición de hacer una declaración “generosa” para Camacho (La Jornada, 31 de diciembre de 1995). Dos versiones también.
En cuanto a la conversación sobre Camacho que tuvo Diana Laura con motivo de la carta que pretendía Salinas que firmara exonerando a Camacho, basta decir que no fue con Miguel Montes sino con José Luis Soberanes. Y a él le dijo lo siguiente: “El Presidente me pide que le suscriba una carta dirigida al licenciado Camacho Solís, donde lo disculpe y libere de cualquier responsabilidad en el atentado de Luis Donaldo” (Expediente Noticias, 25 de enero de 2012). Pero nunca emitió un comentario que permitiera concluir que ya había entendimiento entre Camacho y su marido sino antes bien a Guadalupe Loaeza le soltó: “No la voy a firmar. No estoy loca”.  Y en efecto, jamás firmó la carta. En relación a ella, Federico Arreola atestiguó al fiscal que Diana Laura lo invitó a comer un día para decirle que por ningún motivo firmaría la carta, ya que no quería que Camacho fuera presidente. Le informó que Camacho le había llamado insistiéndole para que firmara esa carta (Reforma, 24 de marzo de 2004).
Nada de lo cual, en todo caso, va en demérito de la película, sino antes bien subraya su importancia al reabrir el análisis y la discusión sobre un capítulo inconcluso, que algún día, tendremos que resolver. Por la salud de la política. Y de la república.

Publicado en Unomasuno el 12 de junio de 2012.

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